Una respuesta recurrente que
recibo cada vez que comento frente amigos y familiares de ir a la tierra de
nuestro amigo Mickey, es “¿Cómo te va a gustar ir a Disney, si es un lugar para
niños?”, lo que me inspiró a escribir este post, como así también mi
experiencia, ya que quién escribe, tuvo el pecado de decir lo mismo.
Quizás por ignorancia, prejuicios
o simplemente hacerme el maduro, cada vez que Alejandra (creadora y directora
del Blog) decía allá por el 2016 de ir a Disney la idea simplemente me parecía absurda,
¿¿Cómo vamos a ir a un lugar para niños??. Me ofreció acompañarla una par de
meses, hasta que se cansó y fue con Valentina (integrante del equipo del blog).
Bastaron un par de fotos para darme cuenta el gran error que había cometido al
negarme a vivir la mágica experiencia de ir a WDW. A la vuelta de su viaje, no
bastó que pisara suelo argentino que le dije “la próxima voy con vos, sea dentro
de un mes como dentro de unos años".
La historia después es conocida (?),
fuimos juntos a Orlando en 2018 en un vuelo que tuvo sus vaivenes (Gracias
LATAM por eso, nunca olvidaremos el retraso de 5 horas en el vuelo) y luego a
Disneyland en California (10 puntos el vuelo LATAM, eso también hay que reconocerlo),
experiencias por de más maravillosas.
Una vez finalizadas esas experiencias,
me di cuenta que la respuesta que me suelen dar familiares y amigos, no es tan
errada.
¿¿¿¿¿CÓMO DECÍS ESO DESPUÉS DE LO
QUE VIVISTE????? – Grita Alejandra al escuchar mi afirmación.
Tranquilos, no enloquecí. La respuesta
es simple, es para el niño interior de cada uno que tiene la capacidad de sorprenderse
con todas las atracciones de los parques.
Es para el niño que se sorprende
de los fuegos artificiales de Happily Ever After, o por el castillo de Magic Kingdom.
Es para el niño que se asusta por
ver una montaña rusa, ya sea Expedition Everest o The Barnstormer
Es para el niño que mira
maravillado el desfile “Festival of Fantasy”
Es para el niño que no siente
vergüenza de conocer y abrazar a su personaje favorito de las películas aunque
no sepa hablar inglés (¿Quién no soñó alguna vez abrazar a Mickey Mouse?)
O también es para el niño que
quiere salir corriendo cuando ve a Darth Vader o alguno de los malos. (Me lo
contaron, le pasó a un amigo)
En fin, hay un montón de
experiencias que hace que uno se sienta un niño de 10 años, queriendo ir de aquí
para allá, sin darle importancia al cansancio, dispuesto a hacer una cola de más
de 30’ minutos para hacer su atracción favorita, o bancarse horas al sol, solo
para conocer al personaje que solo podía ver en las películas.
La ventaja que tenemos por el
simple hecho de ser adultos, es que tenemos la capacidad de poder agregarle a
toda esa alegría de sentirnos como niños, la emoción de poder
apreciar todo lo extra, que hace que uno nunca quiera irse de allí. Ahí volvemos
a ser niños, porque nos pondríamos a patalear para no irnos más.
En conclusión, y después de todos
mis fundamentos, puedo decir que cada vez que alguien les diga que Disney es
para niños, no se deben enojar (a veces cuesta), si no darle la razón, total
saben que sí se dan la oportunidad, van a confirmar esa respuesta, pero van a
cambiar el fundamento.
Ahora es su turno de comentarnos
quien tuvo también el mismo pensamiento y tuvo que cambiarlo después de visitar
Disney. Hasta la próxima!
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