Hace unos días termine de leer
por segunda o tercera vez, la verdad no me acuerdo bien, la saga de Harry
Potter. Recuerdo bien que cuando finalicé “Harry Potter y las Reliquias de la
Muerte” me invadió un deseo de querer que me llegue la famosa carta y el 1 de septiembre
estar en King Cross e irme a Hogwarts. Pero no, lamentablemente es sólo una
fantasía que uno solamente puede imaginar.
O quizás no.
Digo que quizás no, porque como
ustedes saben en universal tenemos dos áreas destinadas a la historia del joven
mago, “Diagon Alley” en Universal Studios y “Hogsmade” en Island Of Adventure. Y por eso me dieron ganas de
rememorar un poco nuestros paseos en estas maravillosas tierras. No vamos a
enfocarnos en las atracciones (eso ya lo hicimos en el post de IOA y US), sino
contarles un poco más de las sensaciones que tuvimos al ingresar al castillo o
tener nuestra propia varita, como por citar un ejemplo.
Diagon Alley
A medida que nos vamos acercando
a esta zona, podemos observar pequeños detalles de la historia que nos indican
que vamos por el camino correcto: el autobús noctámbulo, el número 12 de
Grimmauld Place y la estación King Cross. Como si fuéramos muggles, uno no puede
ver a simple vista la entrada a Diagon Alley, pero, sabiendo los secretos de
los magos, y como si estuviéramos acompañados de Hagrid, pasamos la pared de
ladrillos, y ahí se nos aflojaron un poco las lágrimas de la emoción de ver
toda esa zona.-
Recuerdo que lo primero que vi
fue la tienda de los Hermanos Weasley, tal cual como es en las películas,
inclusive con el “truco” del conejo debajo de la galera. Obviamente, lo
siguiente que vi fue el banco de Gringotts, junto con ese enorme dragón en el
techo, lo que se convirtió en visita obligada a la atracción “Harry Potter and the Escape From Gringotts”.
Una vez realizada esa atracción, ya más tranquilos después del susto de ver al
Innombrable y Bellatrix, nos dispusimos a recorrer y observar más
detalladamente las tiendas de Diagon Alley.
La tienda que más me gustó fue la de Ollivanders, ya que ahí me di el gusto de comprarme mi varita mágica!! Una vez
con mi varita, me dispuse a realizar los trucos escondidos que hay para hacer, cortesía
del mapa que nos dan cuando compramos nuestras varitas. Atentos a que no todos están
en ese mapa, hay algunos que están ocultos.
Luego paseamos por Madame Malkin,
Florean Fortescue’s (tiendas que no se mencionan en las películas) y el caldero
chorreante, cuando de repente BRRRUUUUUMMMMM!! El dragón arriba de Gringotts
lanza su llamarada recurrente. La emoción y miedo que se siente es
impresionante. Altamente recomendable verlo de noche.
Antes de partir hacia Hogsmade, nos
dimos una vueltita por el callejón Knockturn, donde vimos todas las tiendas
tenebrosas, y practicamos algunos hechizos dignos de algún mortífago. (No, no
hicimos ningún Avada Kedavra).
Una vez recorrida toda esta zona, nos disponemos
para ir a Hogsmade en el Hogwarts Express.
Hogwarts Express
Teniendo el ticket park-to-park,
podemos ir al otro parque por medio del Hogwarts Express, esperándolo en la
plataforma 9 ¾. Es increíble, ¿no? Algo que solo es posible en las películas, está
ahí para que uno pueda vivirlo como el mismo Harry, inclusive cruzar la pared
para llegar a la plataforma.
Una vez subidos en el tren, nos disponemos a un
viaje tranquilo y placentero. Bueno, al menos esa es la idea, ya que los
dementores no tienen las mismas intenciones. Después de un par de hechizos e
intervenciones de nuestros 3 magos favoritos, llegamos a Hogsmade, donde
nuestros sueños de ser un alumno de Hogwarts es casi una realidad.
Hogsmade
Bajándonos del tren, entramos a
esta zona, y ahí, de fondo, imponente, está el castillo de Hogwarts. Una sensación
indescriptible, esa es la verdad. De solo verlo en las películas, o imaginártelo
en los libros a tenerlo frente a tus ojos.
Pasamos por el arco de entrada a
Hogsmade, y nos dispusimos a recorrer toda esa zona, sacando fotos a más no
poder, y hacer un infaltable de nuestra visita al parque: Tomar una cerveza de
manteca en las tres escobas. En mi experiencia, yo probé la Frozen Butterbeer y
me encantó, sobre todo por el calor que hacía, a pesar de ser enero. Una vez
finalizada la bebida mítica de la historia, nos fuimos hacia el castillo.
Como ustedes saben, en el
castillo está la atracción “Harry Potter and the Forbidden Journey”. Para poder hacer
esta atracción, hay que atravesar todo el castillo. Para alguien fanático del mago ingresar ahí fue el sueño máximo, poder recorrer lugares como la oficina de
Dumbledore, el aula de Snape o el invernadero, entre otros. La atracción no fue
lo que esperaba, pero poder hacer la fila dentro del castillo valió
absolutamente la pena. Me arrepiento de no haberla hecho otra vez, no por la atracción
en sí, si no por poder ingresar de nuevo al castillo.
Luego del paseo por el castillo y
su tienda, vimos el show de acrobacias de Durmstrang y baile de Beuaxbatons,
recorrimos la zona de “Flight of the Hippogrif”, y demás tiendas de Hogsmade.
Ya nos disponíamos a volver a
Diagon Alley a través del Hogwarts Exppress, pero antes le dimos un último vistazo
a Hogsmade, y por sobre todo, al castillo, como si fuéramos un alumno que ya
terminó su año escolar, con la convicción de que pronto va a volver a su lugar
favorito.
Con esto último, damos por
finalizado estos recuerdos un poco resumidos de nuestro viaje por las tierras
de Harry Potter. Espero que les haya resultado entretenido, y si ya han ido,
que les haya hecho sentir esas cosquillas de todas las cosas que hay allá. Y si
no lo conocen, tienen dos opciones: o esperan la carta de Hogwarts donde los
invitan a tomar clases de magia, o sacan un pasaje hacia Orlando y se disponen
a vivir esta experiencia mágica e inolvidable, de la que no se arrepentirán.
Hasta el próximo blog!
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